Mano de obra
Mohamed Ashraf no va a la escuela.
Desde que sale el sol hasta que asoma la luna, él corta, recorta, perfora, arma y cose pelotas de fútbol, que salen rodando de la aldea paquistaní de Umar Kot hacia los estadios del mundo.
Desde que sale el sol hasta que asoma la luna, él corta, recorta, perfora, arma y cose pelotas de fútbol, que salen rodando de la aldea paquistaní de Umar Kot hacia los estadios del mundo.
Mohammed tiene once años. Hace esto desde los cinco.
Si supiera leer, y leer en inglés, podría entender la inscripción que él pega en cada una de sus obras: "Esta pelota no ha sido fabricada por niños".
Si supiera leer, y leer en inglés, podría entender la inscripción que él pega en cada una de sus obras: "Esta pelota no ha sido fabricada por niños".
menos mal que existen personas como Eduardo Galeano, únicos en describir y denunciar la vergüenza de la asquerosa y vomitiva conducta del mundo actual. La política no lo arreglará, la economía no permitirá que se arregle. Solo nosotros podemos evitarlo negandonos a seguir jugando este miserable juego de consumo inhumano e innecesario. Con no comprar productos sospechosos, ayudaríamos mucho.
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