El extranjero
Hoy me puse mis galas de extranjero para salir a caminar. Esta
ciudad no es mía. La recorro sin prisa. Dejo que me recorra como lo haría la
mano de una niña abandonada en una caja de cartón ante la puerta de un
prostíbulo. La ciudad ignora que yo existo. Me escurro entre portales,
columnas, puentes, autos, muros, gente. Soy un fantasma aferrado a su túnica
como al último madero de un bosque a punto de zozobrar entre las ruinas de un
suburbio en llamas. En cada esquina me aseguro de que aún llevo la isla en peso
doblada en el bolsillo. Asechan los ladrones. Los asesinos cumplen su ronda
alrededor de los ensueños del paseante solitario. Despiertan exhaustos los
amantes al regreso de la dura faena. Si algo le pasara a la isla en peso que
llevo en el bolsillo, la lluvia que ha empezado a caer quedaría congelada en el
aire y tendríamos que abrirnos paso por entre espadas de hielo. Si algo le
pasara a la isla que llevo en el bolsillo. Me resguardo en la barra de un bar
del barrio La Concordia y pido una cerveza y un reloj. Busco el aturdimiento en
el reloj y la hora exacta en la cerveza. Escribo este poema al dorso de la
carta donde me advierten que debo seis meses de alquiler. ¿Será muy tarde ya
para rendirle cuentas de las derrotas de anoche a la noche de las derrotas de
mañana? En la mesa contigua un hombre llora, otro habla con la sombra de un
barco que navega desconsoladamente en la pared. Yo pago la cerveza y vuelvo a
la intemperie de un mundo que gira a la velocidad de un lirio. Sí, esta ciudad
no es mía, pero tampoco de quienes la heredaron. Es del alba, es del sueño, es
de la noche. Por eso hoy todos nos pusimos las galas de extranjero para salir a
caminar.
Hola Manuel, un placer pasar por tu espacio
ResponderEliminarlleno de interesantes letras.
que tengas una buena semana
¡felices fiestas!.
Felicidades a ti también Ricardo, por la real y fresca "Brisa" de tu blog, y por las fietas.
EliminarUn saludo.