Miradas diferentes
La línea de la costa se
reflejaba en los cristales de sus gafas. Medio echado en la tumbona, sostenía una cerveza helada entre las manos. Las gaviotas,
que durante años había visto desde la soledad del faro como viejas
compañeras, le parecían ahora simples pájaros chillones. El olor a sal y algas de la marea baja,
disfrutado como un privilegio tanto tiempo, era ahora un hedor a podredumbre y muerte. En
realidad todo le parecía muy diferente con un boleto de lotería premiado en
el banco y un pasaje, tierra adentro, en el bolsillo del vaquero.
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