Mujer que dice chau
Me llevo un paquete
vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una revista vieja
que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me llevo
una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca sale
un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También llevo una
hoja de acacia recogida en la calle, la otra noche, cuando caminábamos
separados por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un
agujerito como una ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y
te vi y ése fue el día en que empezó la suerte.
Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las cosas buenas, decíamos, todas las cosas cada vez mejores, que nos van a pasar.)
No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.
Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las cosas buenas, decíamos, todas las cosas cada vez mejores, que nos van a pasar.)
No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.
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