ET VOILÀ... LA
PITONISA EN BOMARZO
Se me fue el corazón con una mujer
porque le gusta el olor de cebada que mi pueblo tiene.
porque le gusta el olor de cebada que mi pueblo tiene.
Sin-ichi-Isikaua
Algunas veces, con lo que sobra al regreso de tus noches
y tus años, construyo inducidas obediencias
estrelladas de celos, pitonisa.
Recuerdo nuestros amores robados, en sombras.
Tú que eras la luz, la orilla y la vuelta,
qué bien fintaste cuando llegó el olvido,
hasta fermentar los mitos y crujir los hábitos.
Sin velas ni remos, el suave carmen de tus sueños,
las indecentes prácticas veladas, tu magisterio
y el inefable dorso de tu muslo, fueron mi derrota,
Abdiqué ante el irreverente manantial
de tus ojos, anillos de espinas, y me llevaban
del suburbio a la arena, del sortilegio al oráculo.
Sí, ven ahora, y deslízate, como el amaranto de tu falda
sobre el alomado paisaje de tu cuerpo.
Ya verás, un día de estos despertaremos
con el fuego apagado, que no muerto,
y durmiendo sobre el amor.
y tus años, construyo inducidas obediencias
estrelladas de celos, pitonisa.
Recuerdo nuestros amores robados, en sombras.
Tú que eras la luz, la orilla y la vuelta,
qué bien fintaste cuando llegó el olvido,
hasta fermentar los mitos y crujir los hábitos.
Sin velas ni remos, el suave carmen de tus sueños,
las indecentes prácticas veladas, tu magisterio
y el inefable dorso de tu muslo, fueron mi derrota,
Abdiqué ante el irreverente manantial
de tus ojos, anillos de espinas, y me llevaban
del suburbio a la arena, del sortilegio al oráculo.
Sí, ven ahora, y deslízate, como el amaranto de tu falda
sobre el alomado paisaje de tu cuerpo.
Ya verás, un día de estos despertaremos
con el fuego apagado, que no muerto,
y durmiendo sobre el amor.
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