Robinson
Todas las mañanas bajo
corriendo hasta la playa, para ver si las olas han arrastrado algún objeto que
pueda serme útil: un jirón de vela, unas tablas, alguna cuerda, un barril
de ron… Pero, rara es la vez que encuentro algo provechoso.
Tampoco vislumbro en lontananza la silueta de ningún barco. Ni encuentro a nadie conocido con quien hablar. Ese muchacho negro al que llamo Viernes, hace días que no aparece. Aburrido y descorazonado, a mediodía recojo la toalla y la sombrilla y me voy para la piscina del hotel.
Tampoco vislumbro en lontananza la silueta de ningún barco. Ni encuentro a nadie conocido con quien hablar. Ese muchacho negro al que llamo Viernes, hace días que no aparece. Aburrido y descorazonado, a mediodía recojo la toalla y la sombrilla y me voy para la piscina del hotel.
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