Augurios
En
mi juventud en el Lacio, sacrifiqué gorriones y palomas. Más tarde, ya en
campaña, halcones de fiero vuelo. Después faisanes, pavos de cola real tan azul
como el cielo en los atardeceres del foro. Ordené a los arúspices extraer las
vísceras para leer en ellas mi futuro. Ahora, en el lecho, ya abatido, daría el
tiempo que me queda, por sentir la brisa de unas alas.
Muy lindo el poema elegido. Besos.
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