Los nombres de las calles
Dicen que el
general Ubaldo Lucas Agustí
y el coronel Óscar Manuel Pérez-Puig nunca se llevaron bien. El uno desaprobaba
las maneras del otro, discutía sus tácticas, ponía sus estrategias en duda, y
al revés. Hoy, las calles que llevan sus nombres se cruzan en el centro de la
ciudad que les vio nacer. Y en la esquina que forman se suceden terribles
accidentes de circulación, disputas vecinales y asaltos de una crueldad
insospechada.
En la esquina que forman las calles del Amor y la Amistad, los accidentes también son frecuentes. Los enamorados riñen, pierden sus carteras los paseantes, y perros que nunca antes mordieron a nadie atacan a los niños sin motivo.
En la esquina que forman el bulevar del Progreso y la calle del Bienestar duerme cada noche, entre los mismos cartones, un mendigo distinto.
Las calles que llevan tu nombre y el mío se cruzan en una plaza tranquila, de tierra, en la que los enamorados que fuimos se aguardan todavía sin paciencia.
En la esquina que forman las calles del Amor y la Amistad, los accidentes también son frecuentes. Los enamorados riñen, pierden sus carteras los paseantes, y perros que nunca antes mordieron a nadie atacan a los niños sin motivo.
En la esquina que forman el bulevar del Progreso y la calle del Bienestar duerme cada noche, entre los mismos cartones, un mendigo distinto.
Las calles que llevan tu nombre y el mío se cruzan en una plaza tranquila, de tierra, en la que los enamorados que fuimos se aguardan todavía sin paciencia.
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