La conocí
La conocí en la playa, y al
poco estábamos sentados frente a frente en una pequeña pérgola de claridades y
bebidas gaseosas. Charlábamos de tal manera que por un momento temí haber agotado
el diccionario. Mas, un diccionario puede decirse cuantas veces se desee, y
volvimos a charlar, ahora con las palabras más hermosas y felices. Sin que lo
advirtiera empezó a oscurecer. Incluso el mar era una mancha de misterio
moviéndose en un horizonte dominante y lineal. Pensé tener una metáfora
luminosa para ofrecérsela; iba a hacerlo cuando descubrí que también ella había
anochecido, y que en la suavidad adolescente de su piel azul, los astros y
constelaciones brillaban de una forma única y, tomándola de la mano, preferí
hacerme cómplice del silencio.
Muy bello Manuel.
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