Obra de Picasso
Revelaciones
Ella le dijo que era muy feliz.
Él comprendió inmediatamente: la felicidad de ella no se debía a él. No se
abrumó. Intentó, como todo buen caballero, entrar en su felicidad
elegantemente. Y ella, como toda buena dama, defendió su felicidad diciéndole
que no había nada que temer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario