Obra de John William Waterhouse
La lentitud de los bueyes
14
Aún nada alienta en la alameda de los sueños y ya el carro
de los cómicos se aleja lentamente.
Marchan a alimentarse de tristeza en otro pueblo habitado
por perros.
Nadie ha salido al camino a romper el silencio. Nadie de los
que anoche se reían con cansancio tras las bombillas rojizas de la plaza.
Solamente los perros, pegados a sus ruedas, se resisten al
olvido brevemente.
("La lentitud de los bueyes", ediciones Hiperión 1988)
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