Pintura de Doug Kreuger
La casa
La casa blanca, situada en un altozano que ofrecía la tierra, es la
referencia primera que encuentras tras salir del lóbrego bosque de hayas que la rodea. Presenta un abandono
indefinido, ocupadas la mayor parte de sus paredes por grandes lienzos de
hiedras. Las hojas de las ventanas, sin cristales, están a merced del fuerte
viento que, a diario, las azota, produciendo con sus continuos golpes un
estruendo que cala los huesos.
La casa tiene dos plantas con pisos de madera exótica; las paredes
interiores, o lo que quedan de ellas, aún ofrecen restos del forrado con telas
y, sobre una de ellas, el marco de lo que un día fuera un dorado espejo.
Poco más queda de la casa. Sobre el suelo empolvado de una de las
estancias, algunos libros esparcidos sin portadas y, al fondo, en el hueco que
deja dos medias paredes, una muñeca sin piernas ni cabeza, sentada dócilmente
sobre una desvencijada mecedora.
Mi querido Rafael : ¡FELICES PASCUAS DE RESURRECCION !!
ResponderEliminarBesos de luz. :)