La cuarta salida
El profesor Souto,
gracias a ciertos documentos procedentes del alcaná de Toledo, acaba de
descubrir que el último capítulo de la Segunda Parte de El Quijote –
“De cómo Don Quijote cayó malo, y del testamento que hizo y su muerte”-
es una interpolación con la que un clérigo, por darle ejemplaridad a la novela,
sustituyó buena parte del texto primitivo y su verdadero final.
Pues hubo una
cuarta salida del ingenioso hidalgo y caballero, en ella encontró al mago que
enredaba sus asuntos, un antiguo soldado manco al que ayudaba un morisco
instruido, y consiguió derrotarlos.
Así, los molinos volvieron a ser gigantes,
las ventas castillos y los rebaños ejércitos, y él, tras incontables
hazañas, casó con doña Dulcinea del Toboso y fundó un linaje de caballeros
andantes que hasta la fecha han ayudado a salvar al mundo de los embaidores,
follones, malandrines e hipedutas que siguen pretendiendo imponernos su
ominoso despotismo.
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