Volver a casa
Pero ¿a qué casa?
A qué paredes
ya inexistentes.
A qué piedras
ahogadas en el abrazo
mortal de las zarzas.
Volver a dónde
cuando ya no son
azules los cielos
ni verdes los campos.
Cuando hasta las ortigas
se vuelven confortables
frente a la afilada
frialdad del miedo.
Volver únicamente
a una tierra sin surcos,
a una mesa sin pan,
a un territorio sin horizonte,
a unas aves sin vuelo,
a una luna sin sol,
a un corazón sin sangre,
volver, sí,
pero ¿volver a dónde?
COMO SIEMPRE. FABULOSO.
ResponderEliminarVOLVER ¿adónde ?
FELICITACIONES !
Besos de admiración :)
Bueno, pues volver al alma de uno-a Manuel. Un abrazo.
ResponderEliminarBella entrada.