LA SOLEDAD DE MI MADRE
Las
calles con ventanas
abiertas
y tapiadas a la vez.
El
huerto que parece
marchito
en pleno abril.
El
periódico y nadie que critique
lo
banal y lo torpe.
Sin
duplicar la taza.
El
pijama doblado
y la
ropa quietísima
que solicita
no ser retirada.
El
polvo en las botellas.
Las
fotos impotentes
con su
memoria herida.
Y el
silencio que ahueca para sí
la
hondura de la noche.
(De “La siesta de Epicúreo”,
Visor Libros, 2008)
No hay comentarios:
Publicar un comentario