La vida es como el jazz
La vida es como el jazz.
Improvisamos una partitura
y al cabo de un instante
varios músicos tratan
de armonizar sus notas con las nuestras,
de compartir el ritmo; y a la vez,
ser fieles a su propia melodía.
Yo disfruto tocando así contigo
y no me importa mucho
que el tema sea largo o sea corto,
tu instrumento de cuerda
o el mío de metal.
Lo que importa es que guste la canción,
que sea imprevisible.
Así nos conocimos.
La vida, como el jazz,
no puede reducirse a un pentagrama.
Improvisamos una partitura
y al cabo de un instante
varios músicos tratan
de armonizar sus notas con las nuestras,
de compartir el ritmo; y a la vez,
ser fieles a su propia melodía.
Yo disfruto tocando así contigo
y no me importa mucho
que el tema sea largo o sea corto,
tu instrumento de cuerda
o el mío de metal.
Lo que importa es que guste la canción,
que sea imprevisible.
Así nos conocimos.
La vida, como el jazz,
no puede reducirse a un pentagrama.
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