HOMBRE
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la
muerte,
al borde del abismo, estoy
clamando
a Dios. Y su silencio,
retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero
tenerte
despierto. Y, noche a noche, no
sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy
hablando
solo. Arañando sombras para
verte.
Alzo la mano, y tú me la
cercenas.
Abro los ojos: me los sajas
vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus
arenas.
Esto es ser hombre: horror a
manos llenas.
Ser –y no ser- eternos,
fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de
cadenas!
(De “Verso y prosa”,
Ediciones Cátedra, 1992)
No hay comentarios:
Publicar un comentario