De edad humano (1)
Se hace bello el dolor
para que sea el Hombre;
bello el silencio
y la lágrima blanca en la mejilla;
la flor abierta a fuerza de llanto
contenido
y el cotidiano amor
y el pan
y el agua.
Se hace hermosa la herida
y la salvaje sangre
de la amapola nueva
para que sea el hOmbre;
el mar, más rizo azul,
más blanca espuma
para la débil balsa
del naufragio.
“Todo
deja sentir un algo de perfume”,
un algo de gorjeo luminoso
para que sea el homBre.
Se hace música el llanto
y resplandor las húmedas pupilas.
Las alas rotas del ruiseñor
herido
se hacen hermosas
para que sea el hombrE.
La triste nieve de los enfermos
rostros
se confunde en el nácar,
y en el albo jazmín,
y en la inmácula nube.
La espiga atarazada en el molino
adopta la hermosura de lo blanco
para que sea el Hombre.
Y cada sombra extiende
sobre la hierba virgen
bellas manchas violetas,
rastros de luz,
para que el llanto sepa a dulce
vino,
para que sea hermoso el
sufrimiento,
para que sea el homBre.