domingo, 25 de enero de 2015

Luis Alberto de Cuenca: "Estoy aquí"




Fotograma película "Amour", de Michael Haneke





Estoy aquí


 Estoy aquí, mi amor, estoy aquí
velando tus naufragios en las noches
en que nadie responde, en las heladas
madrugadas vacías, en las tardes
de desesperación y de locura.
Pon en duda si quieres, que la Tierra
gire en el desdoblado precipicio
del espacio infinito alrededor
del sol, o que los astros sean fuego,
o que el amargo río de la vida
desemboque en la muerte. Pero nunca
dudes de que, en la fiebre del fracaso
o en la sed de la angustia, en el abismo
de la ansiedad y del desasosiego,
estoy aquí, amor mio, estoy aquí.

Aunque tu no me veas ni me oigas.


(De "Sin miedo ni esperanza", 2002)







sábado, 10 de enero de 2015

José Hierro: "Con las piedras, con el viento"










Con las piedras, con el viento 



Con las piedras, con el viento
 hablo de mi reino.

Mi reino vivirá mientras
estén verdes mis recuerdos.
Cómo se pueden venir
nuestras murallas al suelo.
Cómo se puede no hablar
de todo aquello.
El viento no escucha. No
escuchan las piedras, pero
hay que hablar, comunicar,
con las piedras, con el viento. 

Hay que no sentirse solo.
Compañía presta el eco.
El atormentado grita
su amargura en el desierto.
Hay que desendemoniarse,
liberarse de su peso.
Quien no responde, parece
que nos entiende,
como las piedras o el viento. 

Se exprime así el alma. Así
se libra de su veneno.
Descansa, comunicando
con las piedras, con el viento.



(De "Con las piedras, con el viento", 1950)





domingo, 4 de enero de 2015

Luis Alberto de Cuenca: "Bébetela"










 Bébetela 

 

 

Dile cosas bonitas a tu novia:
«Tienes un cuerpo de reloj de arena
y un alma de película de Hawks.»
Díselo muy bajito, con tus labios
pegados a su oreja, sin que nadie
pueda escuchar lo que le estás diciendo
(a saber, que sus piernas son cohetes
dirigidos al centro de la tierra,
o que sus senos son la madriguera
de un cangrejo de mar, o que su espalda
es plata viva) . Y cuando se lo crea
y comience a licuarse entre tus brazos,
no dudes ni un segundo:
bébetela.




(De "El bosque y otros poemas", 1997)