DE LOS PUBIS ANGÉLICOS
A mi adorada Bibí Andersen
Divagar
por la doble avenida de tus
piernas,
recorrer la ardiente miel pulida,
demorarme, y en el promiscuo
borde,
donde el enigma embosca su
portento,
contenerme.
El dedo titubea, no se atreve,
la tan frágil censura traspasando
-adherido triángulo que el elástico
alisa-
a saber qué le aguarda.
A comprobar, por fin, el sexo de
los ángeles.
(De “Devocionario”, Plaza
y Janés Editores, 1997)
Un buen y erótico poema. Un abrazo
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