miércoles, 6 de marzo de 2013

Miguel A. Hernández Navarro: "Efectos secundarios"




 

 

 

Efectos secundarios

 


Con el lógico nerviosismo de la primera noche, el hijo del sepulturero ayudó a su padre a colocar la lápida de una tumba. Mientras sostenía el mármol, escuchó golpes y gritos en el interior del panteón. Miró a su padre con el rostro desencajado por el terror. Pero la voz de la experiencia logró tranquilizarlo. "No te preocupes. Es normal. Enseguida se les pasa".







2 comentarios:

  1. El relato tiene una fuerza increíble , igaul que las palabras del padre tranquilizadoras...

    Saludos, enhorabuena.

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