LO IRREPARABLE
Cuando nos separamos,
-cuando huiste-
quedamos sólo uno:
tan sólo una semilla,
un huerto, un árbol.
Después, cuando volviste
-cuando nos encontramos
de nuevo-, no nos reconocimos;
éramos dos y ahora para siempre:
dos árboles, dos sombras, dos
silencios.
(De “Antología
esencial”, Algaida Editores, 1999)
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