HAMBRE PARA MAÑANA
El
pan de cada día, el pan tan nuestro,
se
amasa, crece y cuece, compañera,
en
este abrazo tibio que deroga
las
despóticas leyes del dolor.
Saciémonos
en horas de oficina,
en
sábanas de hilo y en el piso
recién
desinfectado de las jaulas.
Saciémonos
al raso, por los parques,
con
la brisa holgazana que el domingo
comparte
con los parias y los prósperos.
Saciémonos,
que luego acecha el frío,
el
fango en el que lucen las libélulas
como
ángeles caídos, el abismo
del
suelo sin almohada, el hambre cruda.
(De Compañero enemigo” Libros de la Herida, 2008)
Muy bello poema. Besos Manuel.
ResponderEliminarY buena semana.