MOSAICO CARIBE
Los muertos se dicen de
pronto,
y los motores, y el
blanco pan
de los hambrientos.
De pronto los caballos
alados
se yerguen sobre el agua
mansa,
y caen los yelmos con su
sangre
así, de pronto.
De pronto el niño deja
de serlo
y el viejo no llega a
viejo
y la sed es toda la sed,
de pronto.
De pronto el pelícano en
picado
rompe la ola caliente
y se echa al buche
cinco siglos, nada más,
de
espanto.
De pronto palidece el
día,
la piel fugitiva es
desencuentro,
oscurece el oro y la
esmeralda,
y la noche se prende,
al
fin, de pronto.
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