LA BATALLA DEL VERSO
Con un verso,
es verdad,
no botas a un tirano.
Con un verso no llevas pan y techo
al niño vagabundo,
ni llevas medicinas
al campesino enfermo.
Sobre todo, no puedes
hacerlo ahora mismo.
es verdad,
no botas a un tirano.
Con un verso no llevas pan y techo
al niño vagabundo,
ni llevas medicinas
al campesino enfermo.
Sobre todo, no puedes
hacerlo ahora mismo.
Pero… vamos a ver:
Un verso
bien nacido y vigoroso,
y otro más encendido,
y otro más desvelado,
y otro más fuerte y más veraz,
le dan vida
a un sueño que recogieron tierno,
y este sueño de muchos, ya nutrido,
se vuelve una conciencia,
y esta conciencia, una pasión, un ansia…
Hasta que un día,
todo
bien nacido y vigoroso,
y otro más encendido,
y otro más desvelado,
y otro más fuerte y más veraz,
le dan vida
a un sueño que recogieron tierno,
y este sueño de muchos, ya nutrido,
se vuelve una conciencia,
y esta conciencia, una pasión, un ansia…
Hasta que un día,
todo
–sueño, conciencia, anhelo–,
compacto se organiza…
Y entonces
viene el grito,
y el puño,
y la conquista…
compacto se organiza…
Y entonces
viene el grito,
y el puño,
y la conquista…
En la efigie de la conquista
brilla una diadema: el verso.
brilla una diadema: el verso.
(De "Poesía revolucionaria guatemalteca", Edición de Mª Luisa Rguez. Mojón, 1971)
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