NO HUBO OTRO MARZO QUE LA LLUVIA
No. No hubo otro marzo que la
lluvia
labrando los cuadrantes de tu
boca.
Ni más huida que el hueco del
silencio
punzado por los dardos de la
angustia.
Por no haber,
no hubo ni maleza a voces que
sesgar.
Pues ahora que, en el lecho del hábito
me aquieto, he de decirte:
la mar toda prendió al filo de tu
cuerpo,
cansada de admirar las rosas del
crepúsculo.
(De
“Alcazaba I: poesía actual en Málaga”, Editorial Ágora, 2005)
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