CON LAS MANOS VACÍAS
Cada
vez que te tengo –amor- entre las manos
no sé
cómo te llegas ni sé cómo te vas,
cuando
voy a buscarte te encuentro tan lejano
que
me parece que no volverás.
Era
invierno de angustia la última vez. Viniste.
Se retoñó
mi cuerpo de un poco de alegría.
Y
cuando ya pensaba que no todo era triste
me
estremecí de nuevo, con las manos vacías...
(De “El río invisible”, Editorial Seix
Barral, 1980)
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