SIEMPRE NOS QUEDARÁ HEIDI
No me
lleves el bolso,
no
recites mi nombre a los extraños.
Te lo dejé bien
claro una
vez:
no voy a acompañarte al altar
con los ojos de cordero degollado.
Yo
nunca te pedí
que me abrieras la puerta de tu pecho barbudo,
que pagaras la cuenta del móvil
que nunca te ha llamado.
No soy un sucedáneo de princesa de cuento
pese a mis pies enanos.
Ya
vez, príncipe azul de garrafón:
el
mundo está cambiando.
(De “Nanas para hombres grises”, Edita
Diputación de Huelva, 2005)
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