DESDE QUE TÚ TE FUISTE
Desde
que tú te fuiste, yo siento la amargura
infinita
de haberte callado tantas cosas;
de
haber callado, mártir, esta blanda ternura
que
oculté como pueden ocultarse las rosas,
y de
no haber dicho las palabras fragantes
que
llevaba en la boca cuidadas y sumisas;
que
esperé tantas veces que salieran vibrantes
y que
siempre se helaron en una cruel sonrisa.
Ahora
que te fuiste sufro el dolor intenso
de
haber callado, mártir de mí mismo el inmenso
tesoro
de dulzura que floreció en mi amor.
Pero
sé que si un día volvieras a mi vida,
al buscar
vanamente las palabras perdidas...
sellaría
mis labios el oculto amargor.
(De “El río invisible”, Editorial Seix
Barral, 1980)
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